Panadería en horno de leña

Panadería de las Oblatas

Panadería de Todos Santos

Para entender un bien histórico, es menester saber los acontecimientos que allí se dieron, por eso les invito a trasladarse a finales de siglo XIX, orígenes de la naciente Congregación de Religiosas Oblatas de los Corazones Santísimos de Jesús y María, ayudándonos con los detalles que plasmó la Hna. Clorinda Nieto quién escribió las crónicas de la Congregación desde su fundación hasta diciembre del año 1948.

Fundada la Congregación de Religiosas Oblatas en la ciudad de Cuenca-Ecuador, el 8 de abril de 1892 por el Padre Julio Matovelle y cinco virtuosas señoritas, Amalia Urigüen, Virginia Urigüen, Josefa Iñigüez, Micaela Iñigüez y Rosaura Toro; permaneció la Comunidad en una pequeña casita donada, meses después se traslada a una casa denominada Santo Cenáculo frente de la Iglesia de la Merced.

La comunidad estaba instalada, desde hace más de un año, en la casa del “Santo Cenáculo” (…) con la desventaja bastante considerable de ser completamente insalubre por la humedad proveniente de una toma de agua que, en el plano superior pasaba por la calle adyacente. En tal circunstancia tuvieron que pensar en un local adecuado y este habría sido completamente difícil de conseguir de no mediar la Providencia Divina.

Cuando aún se daba los primeros pasos de la fundación, el Excmo. Monseñor Miguel León, Obispo de Cuenca, en su propósito de erigir una nueva parroquia urbana en la capital de su Diócesis, hizo construir el templo de Todos los Santos con fondos propios, no con dinero ni limosnas del público, en el mismo sitio, según la tradición, se había celebrado por primera vez el Santo Sacrificio, incluida el área ocupada entonces por el cementerio. (según una tradición antigua y de mucho fundamento, la primera iglesia fue construida en ese sitio por los españoles como templo provisional hasta que se construyera la catedral) Más el Excmo. Sr. Miguel León cesó en su administración eclesiástica y no pudo llevar acabo la nueva erección y el templo quedó sin finalidad propia; en tal virtud, pensó luego en la naciente Congregación establecida por el Rdo. Padre Matovelle y, sin más le expuso su proyecto de donación en pro de la obra.

Cinco meses transcurrieron sin aceptación ninguna en vista de que la construcción fue hecha de prisa y sin solidez conveniente; tampoco había una casa para alojamiento de las religiosas; con todo, el Rdo. Padre Matovelle hubo de rendirse ante las reiteradas y apremiantes instancias y, con el beneplácito y parecer del Rmo. Sr. Administrador Apostólico de la Diócesis, aceptó la donación que se efectuó por escritura pública el 31 de octubre de 1893.

Por aquellos mismos días, novicias aún, las Hermanas Cofundadoras se hacían cargo de la escuela de niñas en la población de Paute y Mons. León, que tanto amaba el barrio de Todos los Santos, pensó luego en la fundación de una escuela para niñas; para el efecto donó la cantidad de quinientos pesos para la compra de un pequeño local contiguo al templo mencionado.1

Transcurrido algo más de un año de la donación del templo por el Excmo.  Monseñor Miguel León y ante la apremiante necesidad de cambio de local gracias a la bondadosa condescendencia de las señoras Virginia y Josefa Ordoñez, se firmó la escritura de compra-venta de dos casas pequeñas contiguas al expresado templo, el 3 de mayo de 1895, por la suma de setecientos setenta y seis pesos, valor formado por los quinientos pesos obsequiados por Monseñor y quinientos tomados a rédito; el resto apenas abasteció para el arreglo.

Una casita relativamente cómoda, hubo de trocársela por otra diminuta y vetusta…albergue de aves y animales, pero junto al lugar donde el Señor antaño eligiera para plantar la suya.

El 3 de agosto de 1895 a las 15h00; la Rda. Hermana Superiora, las novicias Rosa Córdova y Rosario Izquierdo y las hermanas a.d.  Cruz Pavaña y Rosa Encalada tuvieron que acomodarse en el suelo de una sola pieza, sin ningún resguardo en la parte posterior de la casa que daba al río y con la negativa por parte del Síndico, de entregarles la llave de la iglesia que de ser necesario les hubiera podido servir de alojamiento, puesto que todos tenían temor de que en cualquier momento podían llegar las tropas alfaristas.2

Se contaba apenas con tres meses desde que la naciente Congregación se instaló en aquella humilde y pobrísima casa, que hasta entonces había servido solo para albergue de animales…cuando ya habría sus puertas a las niñas del vecindario y sus contornos como Turi, Valle, etc. A instancias de Monseñor León que tan tiernamente amaba al barrio de Todos los Santos (…) el 5 noviembre de 1895(…) declaró abiertas las matriculas para una escuela gratuita que se denominaría “San Miguel”.3

El día 8 de diciembre 1896 ingresaron como Hermanas agregadas domésticas María Aguilar y Luz Calle, la primera nativa de Cuenca y la segunda de Biblián.4

El 2 de abril de 1907 se firmó la escritura de compra-venta entre la Congregación y los esposos Gregorio Flores y Jesús Valencia de una casa con huerto, situada entre las propiedades de la Sra. Josefa Carpio y de la Comunidad, por el valor de cuatro mil sucres.

Para esta adquisición fue menester vender la propiedad donada por la postulante Julia López; además, parte del dinero para la compra fue de la Comunidad, otra parte obsequió el patrimonio de la hermana a.d. Josefa Vera.

Esta casa fue denominada desde entonces de “San José” y fue colocada una hermosa efigie del Santo en el descanso de la escalera. Esta imagen se venera en el noviciado. La sala del piso alto fue destinada para dormitorio del internado y servía como salón de exámenes de fin de año; en este caso, los espectadores entraban por el portón. La parte baja tenía una tienda que se la destinó para ser arrendada; otra parte se convirtió en dormitorio de las Hermanas Agregadas Domésticas; una sala amplia sirvió como refectorio de la Comunidad, luego fue confitería; el interior, del segundo patio se lo dedicó a cocina y sus dependencias. 5

Aunque las penurias económicas acompañaron a la Congregación Oblata desde su fundación, haciendo honor a su espíritu de sacrificio, su trabajo arduo y la bendición de la Divina Providencia siempre estuvieron presentes; como nos cuentan las crónicas. Las Religiosas Oblatas, a través del tiempo, realizan adquisiciones de terrenos y de casas contiguas  al templo de Todos Santos, de esta manera al unirlas forman lo que hoy conocemos como “convento” logrando un conjunto bien integrado hacia la Calle Larga y quedando en la fachada sur, hacia el Río Tomebamba, la constancia de casonas viejas unidas, este patrimonial inmueble a través del tiempo se ha construido con materiales de mayor historia en la arquitectura comarcana: piedra, madera, y tierra; tras varios procesos de transformación de estos materiales se obtiene el tapial, el adobe y cubiertas de teja,  madera y elementos decorativos.

Por otra parte, el 29 de septiembre en conformidad con el Art. 143 de las Reglas y Constituciones, las Hermanas Agregadas Domésticas: Cruz Pavaña, Rosa Encalada y Josefa Vera, admitidas por el Consejo General, vistieron el hábito de la Tercera Orden como consta en el acta transcrita a continuación:

Acta de Hermanas Terciarias. – “En la ciudad de Cuenca en la iglesia de Todosantos a 29 de septiembre de 1908, fiesta de San Miguel Arcángel, tuvo lugar la toma de hábito de las hermanas Cruz Pavaña, Rosa Encalada y Josefa Vera, como Hermanas Terciarias de la Congregación de Religiosas Oblatas, conforme a las reglas prescritas para dichas hermanas. El Rdo. Padre Julio Matovelle, Fundador y Superior, les impuso el hábito de la Tercera Orden con el ceremonial usado para el efecto. En fe de lo cual firma la Rda. superiora con la infrascrita secretaria. 6

PANADERIA DE LAS MADRES OBLATAS DE TODOS SANTOS

Vamos a descubrir a través de las crónicas de la Congregación y de las entrevistas, cómo se conformó la famosa y tradicional panadería de Todos Santos.

Actividades de las hermanas agregadas domésticas

Las Hermanas Agregadas Domésticas, ligadas con un vínculo de fidelidad al Instituto y muy aleccionadas en el cumplimiento de sus deberes peculiares, con el deseo de apoyar a la subsistencia de la Comunidad Religiosa, trataron de instalar una confitería en las dependencias de la casa de San José con algunos muebles y utensilio necesarios para el trabajo.

La hermana Josefa Vera, ex donada del monasterio de la Concepción y prohijada por la Srta. Ramona Vélez, al ingresar al Instituto donó su patrimonio consistente en dinero, muebles y otras cosas que las puso a disposición de los superiores con un profundo sentido cristiano. Este aporte dio margen para que se llevara a cabo el proyecto, contado desde luego, con el valioso aporte moral de las otras hermanas domésticas que dieron impulso a la actividad. Además, la hermana Josefa Vera se entendía en dirigir el trabajo y en hacer las compras necesarias para el mercado. La hermana Rosa Encalada que había sido formada en Azogues con el espíritu propio de la Congregación, se entendía en todos los asuntos exteriores que no podían atender las religiosas, como compras en los almacenes, trabajos de agricultura, etc. La hermana Cruz Pavaña seguía con su cargo de entregar las obras y se ocupaba también en la lavandería como ayudante de la hermana ropera. Las hermanas Luz Calle, Carmen Yanza y Dolores Patiño hacían quincenas en el trabajo de cocina, ayudadas de pequeñas que, en calidad de preservadas, jamás faltaban.

Todas las Hermanas Agregadas Domésticas, como miembros del Instituto, daban cumplimiento al Art. 142 de las Reglas y Constituciones con el lema Oblato: “Todo por amor a Dios”. Para el periodo de vacaciones se reunían en la Casa Central para dedicarse a fortalecer su espíritu con la práctica de algunos actos de piedad y con unos tres días de ejercicios espirituales que los hacían luego de que las Religiosas los habían terminado. Los superiores siempre se preocuparon de la formación espiritual de estas hermanas y nunca llegaron a descuidarla.8

Las denominadas agregadas domésticas dentro de la Congregación Oblata, eran señoritas que ingresaban al convento para las labores domésticas y se formaban con el espíritu de la Congregación Religiosa, aunque no eran religiosas practicaban la oración y el silencio y lo que fuese necesario para no alterar la disciplina del convento.

En el álbum de la Comunidad Oblata de Todos Santos, reposan muchas fotos antiguas de la Congregación, entre ellas una de la Rvda. Madre Amalia Urigüen, cofundadora, en el centro de la foto y al pie de ella con lentes, la hermanita Cruz Pavaña, primera a.d., la foto es anterior al año 1946 cuando la madre Amalia empeoró en su salud para partir al cielo en 1948, por lo que deducimos que la foto es anterior a estas fechas.  Según los recuerdos de las religiosas mayores, afirman que la madre cofundadora tenia profundo aprecio a las hermanitas.

Madre Amalia Urigüen en el centro, con dos religiosas, junto a las hermanitas a.d. Foto: Comunidad Oblata de Todos Santos, 2012.

La Hermana Clorinda Nieto en su relato sobre las actividades de las Hermanas Agregadas Domésticas no menciona la fecha del acontecimiento, sin embargo, siguiendo la orden que lleva en las crónicas, los párrafos que anteceden relatan el año 1908, por ello vamos a tomar este año como inicio de la Panadería de Todos Santos.

Mucha pobreza y privaciones tuvieron que pasar las Religiosas, la economía de la comunidad era crítica a tal punto que en lugar del cafecito en leche con un delicioso pan que acostumbraban las familias cuencanas a media tarde, en el Convento de Todos Santos se sustituía, cuando el tiempo prodigaba, tres toctes del huerto para espantar el hambre, comenta concentrada en sus pensamientos la Madre Rocío Molina, Religiosa Oblata nacida en el año de 1934.

Debido a los escasos recursos económicos con los que contaba la Comunidad Religiosa, y a la entrega generosa de la Agregadas Domésticas a la Congregación, se genera una propuesta de emprendimiento mediante la producción de pan, quesadillas y dulces de la época, en el tradicional y gigante horno de leña. El gran empeño, entusiasmo, trabajo y sacrificio de las Hermanas Domésticas con el permiso de las autoridades de la Congregación Oblata, tuvo una acogida innegable en la población cuencana a la que fueron conquistando con los sabores exquisitos y claro quién pasara cerca de la panadería de Todos Santos, el olor a pan caliente era irresistible, lo que invitaba a degustar de estas delicias.

Horno de leña

Es importante resaltar que el HORNO DE LEÑA, constituye en sí, una estructura de alto rendimiento, corresponde a hornos de forma redonda, cuya fuente de energía, es la leña con chimenea que permite la optimización del proceso de combustión.

El horno tiene forma de medio círculo, aproximadamente de 3 metros de diámetro por 1.8 metros de alto con una campana de cuatro metros de alto, los materiales de construcción son: madera, piedra, lodo, hierro y el piso de material refractario construido en base a melaza, hueso, chamota y vidrio molido; el horno de leña tiene las siguientes medidas:

Largo…………………………………  6,00 metros

Ancho………………………………..  4,00 metros

Alto…………………………………… 5,00 metros

La construcción que alberga al horno es de materiales tradicionales como: madera, adobe, piedra y ladrillo; paredes anchas y tumbados altos, cuartos bastante amplios con poca iluminación y ventilación. Las instalaciones del horno de leña se encuentran aproximadamente a unos 25 metros de la puerta de acceso en la Calle Larga.

Horno de leña de Todos Santos antes de la restauración, 2009.

La Hermanita Celina Saeteros una de las últimas a. d. que tiene la Congregación de Religiosas Oblatas, relata que: La producción de la panadería se medía mediante la oferta y la demanda, ésta era de una cantidad equivalente a la producción por jornada de dos quítales de harina, 100 huevos y 1 arroba de azúcar. El número de personas que trabajaba normalmente eran de diez, unas amasaban y otras horneaban, su horario de trabajo comenzaba a las doce de la noche, para poder empezar a vender a las cinco de la mañana.

UTENSILIOS DE LA PANADERÍA

Los enseres y utensilios, corresponden a la tecnología del siglo XIX, piezas en madera, arcilla, hierro y piedra.

Artesa

Las artesas hechas de madera de gran tamaño, se empleaban anteriormente para mover las carnes de la matanza o para amasar la harina, en este caso la destinaban para amasar las diferentes variedades de pan.

Artesa de madera. Foto: Patricia Contreras, 2024.

Mediano I

Hecho de barro cocido, vidriado, con decoraciones alusivas de vegetación de color verde tanto en el interior como exterior; tiene dos orejas del mismo material y con los mismos motivos. Se encuentra en buen estado. Medidas: 41cm de diámetro superior, era el favorito para batir claras de huevo para los exquisitos suspiros, ya que las yemas que restaban del huevo eran empleadas para las deliciosas quesadillas.

Mediano con motivos de vegetación, 2012.

Mediano II

De barro cocido, vidriado, con diseños de color verde y café, con tres aves y una roseta en el centro y alrededor flores; actualmente tiene pequeñas trizaduras. Medidas: 51 cm de diámetro superior.

Mediano con motivos de aves y flores, 2012.

Batea

De madera, de diferentes tamaños, utilizadas para elaborar las masas, unas bateas se encuentran en óptimas condiciones para el uso y otras con grietas y faltantes.

Mesas

Son de madera, bajitas, aquí se realizaba el boleado, leudo de pan y dulces, para trabajar en estas mesas también se utilizaban bancos bajos de madera.

Maestras y estudiantes Oblatas, desde la izquierda: Zulema Rosas, Maura Medina, Karen Cabrera, Paola Carmona, Ariana Astudillo, Liliana Carmona, elaborando quesadillas en las antiguas mesas de amasado y una batea de madera sobre ella, marzo 2006.

Paleta

De metal, utilizada para introducir y sacar las latas de pan en el horno de leña, sujetada por un mango de madera. Medidas: 57cm, 05 mm x 30 cm, 05 mm. Se encuentra en buen estado.

Paleta de metal, 2012.

Garfio

De metal, sirve para remover las brasas de la leña o retirar el carbón del horno, sujetado por un mango de madera. Medidas: 53 cm, 05 mm de largo. Se encuentra en buen estado.

Garfio de metal, 2012.

Canastas de totora

En esta gran canasta de totora se llenaba el pan para salir a vender en los mercados, también se las podía utilizar para escurrir (quitar el agua) el mote o algún grano cuando se cocinaba en grandes cantidades.

Canastas de totora, 2012.

Cedazo

Hecho de madera, malla, y retazos cosidos de tela, se utilizaba para cernir las harinas y almidones, actualmente se encuentra en mal estado, con polilla, mide: 14 cm, 05 mm x 43 cm de diámetro.

Cedazo, 2012.

Cernidor

De lata, utilizado para cernir y escoger granos pequeños, se encuentra oxidado, roto en el cetro, deteriorado, con una oreja. Medidas: 6 cm x 34 cm, de diámetro.

Cernidor, 2012.

Ashangas

Canastos medianos de totora, ubicados en el pasillo a la salida del horno de leña, donde colocaban el queso para que madure y de esta manera poder hacer el relleno para las quesadillas, permanecían colgadas, el olor no era agradable, pero era necesario que el queso madurara y dé el sabor característico a las quesadillas. Por la función que cumplían, expuestas a humedad y fermentación de lácteos seguramente causaron su descomposición al ser de material de totora, por lo que en la actualidad no se dispone de un ejemplar original, además que para la época eran canastos poco elaborados y sencillos de uso cotidiano.

Barril

De madera, sujetado con tiras de metal, sus medidas: 49 cm, 07 mm x 31 cm de diámetro superior.

Las Religiosas hacían su propio vino de Misa y ponían un especial interés de los barriles para que fermentara el vino correctamente: con un solo fondo, bien apretadas las cimbras, remojado durante cuatro días con agua fría y lavado en agua caliente, después le desinfectaban con azufre y cubrían la boca con papel periódico. Para hacer el vino le echaban azúcar quemada (caramelo), para darle un mejor sabor, y, sobre todo, color para que no se quedara tan pálido y tuviera cuerpo.9

Con el tiempo y el escaso personal religioso se dejó de hacer el vino y el barril reposa en la bodega de la Comunidad Oblata.

Barril, 2012.

Vasijas de barro

Ollas, tienen la boca ancha, aquí guardaban el pan, la tapaban con un paño de lino, y en el cántaro se fermentaba la chicha, tiene la boca más estrecha y posee dos orejas, se encuentran en buenas condiciones y con los vestigios del hollín de la llama.

Ollas de barro y cántaro que se utilizaban en la Comunidad Oblata, 2012.

Existían señoritas llamadas “hermanitas”, que cumplían el trabajo doméstico y de panadería, en ciertas épocas se incrementaban el número de éstas que llegaban hasta 30 personas, lo que demandaba vivienda y alimentación. Es por esto que el convento se adecuó para un gran número de personas como religiosas, formandas,16 personal de servicio, que en total fluctuaba entre 70 y 100 habitantes en los años más habitados.

QUESADILLAS

Lo que más caracterizaba a la panadería de las Oblatas era las famosas quesadillas, la Hermanita Celina Saeteros, con sus avanzados años nos cuenta los ingredientes, aunque no recuerda en algunos casos las medidas exactas de la receta: 

Tela para la quesadilla: claras de huevo, margarina, agua, harina, sal.

Para el relleno: Yemas de huevo, azúcar, almidón de achira, queso duro y un poquito de amoníaco.

Una vez realizada la masa de la tela para las quesadillas, se extendía lo más fino posible para colocar dos cucharadas de relleno y doblar en cinco bordes, se las llevaba al horno hasta dorar, salían una sabrosura, se deshacían en la boca, eran muy solicitadas por la gente; el queso, se lo dejaba madurar cerca del horno colgado en las ashangas, el olor era bien fuerte; por otra parte todo estaba bien planificado ya que las claras de los huevos que no se utilizaban en las quesadillas reposaban en la noche en el mediano y allí con las manos bien limpias y con fuerza batíamos hasta que quedaba a punto de nieve para los ricos suspiros, debíamos tener cuidado al ponerlos en el horno porque se hacían muy rápido y si nos descuidábamos se podían quemar. Con añoranza cuenta la hermanita Celina: Yo tenía todas las recetas anotadas en mi libreta, pero un familiar de una religiosa me pidió y nunca más me devolvió.15

VIVENCIAS DEL PASADO QUE AÑORAMOS

La hermanita Celina Saeteros Zaguay, cuenta muy emocionada: “nací en 1930, ingresé a la Comunidad Oblata a los 16 años de edad, yo quise venir con las Oblatas, les quería a las madres ya que me eduqué con ellas, yo ingresé a lavar, planchar, cocinar, limpiar el convento, hoy en día ya estoy descansando, dice mientras sonríe, algunas compañeras eran de Paute, Biblían, Cuenca y otras provincias, ocupábamos el convento, nuestras habitaciones eran pequeñas en un mismo salón dividido por toldos, en él solo teníamos unas petaquitas para guardar la ropa.

En la panadería las encargadas eran: la hermana Rosa Morales y la hermana Angelita Molina, las principales, de allí todas ayudábamos a hacer el pan, las formandas también ayudaban por turnos y podría decir que las madres mayores ya sabían cómo hacer el delicioso pan de Todos Santos”.

 Celina Saeteros, en el convento de Todos Santos, junio del 2010.

La Madre Zoila Victoria de Jesús Molleturo Cárdenas “Nació el 1 de noviembre de 1929 en San Vicente, El Pan, Azuay, cuenta que siempre quiso ser Religiosa, pero varios años pasó como hermanita de servicio hasta la reforma que existió en la Congregación y fue cuando recibió los hábitos, recuerda que eran como 25 hermanitas de servicio: Celeste Montero, Rosario Crespo, Adela Abril, Josefina Mogrovejo, Amada Largo, Angelita Armas, Lucrecia Castillo, María Jumbo, Bertha Ordoñez, Mariana Quezada, Florencia Quinde, Enmita Almeida, Esther Salcedo, Melida Nastul, Mariana Cárdenas, Rosario Arteaga, Rosa Jaramillo, Aura Galindes, Aura Calpa, Eudocia, Angélica Egas, Victoria Angamarca, Rosario Castro, las hermanitas también hacíamos retiros espirituales y cuando estaban en agonía les ponían el hábito y les hacían repetir la fórmula de los votos religiosos, se diferenciaban con las religiosas por el hábito y en las labores que generalmente eran de tipo doméstico.

Cuando me recibieron en la Casa Madre, me llevaron a la cocina donde estaban las hermanitas: Angelita Quizhpi quién andaba con el Churudito23 pidiendo limosna en la ciudad de Cuenca para sustento de la Comunidad; Rosa barros era jovencita, Rosa Elena Calle, la hermanita Chepa era la que dirigía la panadería, Regina Guashambo, con el canasto de pan en la cabeza iba vender en el mercado. Las hermanitas eran indígenas y otras mestizas, unas vestían con pollera y otras de vestido como Filomena y Eloísa Barreto.

En la preparación del pan recuerdo que dejaban poniendo la levadura con algunos ingredientes en la artesa la noche anterior, las variedades que preparaban era empanadas de queso, mestizos, quesadillas, cuando era Corpus Chisti se pasaban haciendo dulces de diversas clases; para la Comunidad era otra clase de pan sin quesillo, la que controlaba la economía de la panadería era la Madre Hortensia Urigüen.

Victoria Esperanza Zalamea Cabrera Religiosa Oblata nacida 23 de diciembre 1927 ingresó al convento a los 17 años, nos cuenta: Conocí la panadería donde con las aspirantes íbamos a robar los panes porque era un olor tentador y no teníamos ni un centavo para comprar, cuando lográbamos coger esas delicias, las llevábamos a comer en la playa del Río Tomebamba, cuando las hermanitas nos descubrían, le avisaban a la madre maestra para que amoneste a las aspirantes; había un mestizo riquísimo, empanadas, quesadillas que eran bien sabrosas. Las hermanitas domésticas eran mujercitas de pollera que servían en la Comunidad; les llevaban a las formandas para ayudar hacer el pan: las bolas y las figuras, la persona principal que mandaba a las otras hermanas era Rosita Barros, muy simpática en cara y en carácter, era robusta, íbamos ayudar hacer el pan en la mañana más o menos a las 6 am., primero al rezo y después al pan. Habían bastantes hermanitas jóvenes, recuerdo a Rosa Elena Calle, las hermanitas no trataban mucho con las formandas, cuando les buscaban conversa era para que les regalen pan.

Recuerdo que el morocho (maíz troceado) no me gustaba, a veces daban con sal y otras con dulce, pero había que comer o a escondidas poner en la olla, cuando nos descubrían, de castigo era comer dos platos de lo mismo. Pero pasábamos bien contentas, éramos juguetonas y nunca delatábamos las travesuras a las compañeras, éramos muy leales.

La Madre Isabel María Maldonado Córdova, nació el 15 de septiembre de 1942 y relata: Las hostias las realizábamos en una salita, contigua al Templo, los instrumentos que utilizábamos eran: el hostiario de metal, mantelitos, corta hostias y tijeras.

Cuando ingresé ya existía la panadería de Todos Santos, las que realizaban el pan eran las hermanas agregadas: Celina, Margarita, Regina, Rosa, ellas venían de los cantones, las hermanitas que conocí eran de diferentes edades, tendrían entre 30 y 80 años, los hacían sabrosos,  el pan que elaboraban era pan de sal, quesadillas, suspiros, roscas, los más típicos eran las quesadillas, los bocaditos o dulces de Corpus, rosquillas, pan de sémola, suspiros, moncaibas, cambrais, hostias rellenas de dulce, se elaboraba para eventos especiales, para navidad,  septenario de Corpus Cristi y el día de la Madre General,  yo casi no ayudaba, solo cuando me designaban horarios para la panadería. Lo que podría comentar del tradicional horno de leña, es que se lo tenía con fuego constante unas tres horas antes de hornear.

 Quesadillas elaboradas en el horno de leña de Todos Santos, octubre de 2013.

La Madre Marleny Coral Chávez nació el 8 de mayo de 1956, y relata: Recuerdo que la hermanita Eloísa, trabajaba en la panadería, muy devota del Churudito o Señor de la Columna a quién siempre le ponía flores. Algunas Religiosas y cuando habían las formandas, debían ayudar en la panadería más o menos desde las 4H00, sabían hacer diferentes clases de panes, quesadillas, dulces típicos, las hermanitas llevaban tremendas canasta de pan sostenidas en la cabeza al mercado 10 de agosto para vender aproximadamente tres canastos y a las 12 del día acababa la venta, la hermanita Regina Guashambo era la encargada de vender, mientras que la Hermanita  Celina Saeteros era quien hacia el pan con ayuda de otras hermanitas y mandaba más canastas de pan  al mercado, Celina también atendía en la panadería vendiendo el pan caliente, la venta se realizaba en un cuarto llamado “expendio de pan” actualmente se vende en este mismo lugar, la persona que horneaba era una señora amiga de Celina, también ayudaba su sobrina, existía una pequeña portería para la panadería, donde los clientes se anunciaban y esperaban hasta ser atendidos.

VARIEDADES DE PAN Y DULCES DE LA PANADERÍA DE TODOS SANTOS

Durante las entrevistas a religiosas mayores, la hermanita Celinda, vecinos del barrio y exalumnas, se ha podido obtener la información las variedades más populares de la panadería de las Oblatas, de acuerdo a la frecuencia de la cita de las mismas se colocan en la presente obra, constituyéndose la herramienta por excelencia para rescatar el patrimonio de la panadería. 

Las variedades más añoradas que encabezan la lista son las tres primeras: Quesadillas, mestizo, empanadas de queso, también populares los suspiros, roscas de yema, pan de sal, pan de viento, pan de dulce, pan blanco, Rodillas de Cristo11, moncaibas, cambrais, hostias con dude, arepas, quesitos, bocadillos, délficas12, nata13.

Y las fiestas más recordadas donde se realizaban preparaciones especiales son: Corpus Cristi, finados, navidad y el día de la madre general.

Moncaibas o amor con hambre elaboradas en el horno de leña de Todos Santos, 2013.
Rodillas de Cristo elaboradas en el horno de leña de Todos Santos, enero del 2013.

 Hostias con manjar o quesito

  Polvorones. Foto: Patricia Contreras, 2024.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1 Nieto, C. (2011). Una Historia de Oblación. Congregación de Religiosas Oblatas de los Corazones Santísimos de Jesús y de María. Tomo I Pág. 68.

2 Nieto, C. (2011). Una Historia de Oblación. Congregación de Religiosas Oblatas de los Corazones Santísimos de Jesús y de María. Tomo I Pág. 69-70.

3 Nieto, C. (2011). Una Historia de Oblación. Congregación de Religiosas Oblatas de los Corazones Santísimos de Jesús y de María. Tomo I Pág. 78.

4 Nieto, C. (2011). Una Historia de Oblación. Congregación de Religiosas Oblatas de los Corazones Santísimos de Jesús y de María. Tomo I Pág. 88.

5 Nieto, C. (2011). Una Historia de Oblación. Congregación de Religiosas Oblatas de los Corazones Santísimos de Jesús y de María. Tomo I Pág. 115.

6 Agregadas domésticas: Señoritas de familias humildes sin mayor instrucción que entraban a vivir en el convento y generalmente ayudaban en los quehaceres domésticos.

7 Nieto, C. (2011). Una Historia de Oblación. Congregación de Religiosas Oblatas de los Corazones Santísimos de Jesús y de María. Tomo I Pág. 122.

8Nieto C. (2011). Una Historia de Oblación. Congregación de Religiosas Oblatas de los Corazones Santísimos de Jesús y de María. Tomo I Pág. 123

10 Nieto, C. (2011). Una Historia de Oblación. Congregación de Religiosas Oblatas de los Corazones Santísimos de Jesús y de María. Tomo I Pág. 144.

11 Rodillas de Cristo: Pan denominado con ese nombre porque al gratinarse el queso en la superficie, se asemeja a una rodilla lastimada y por la gran religiosidad cuencana se asocia este pan en un nombre religioso.

12 Délficas: especie de mermelada a partir de la extracción del zumo de frutas.

13 Nata: Parte grasosa de la leche, utilizada para colocar en el pan como especie de sánduche.

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